♦ Testimonio de Gustavo Bonifacio, profesor de meditación de la Asoc. Civil Brahma Kumaris de Argentina.
De vuelta de la guerra de Malvinas con 19 años; las secuelas, marcadas en el alma. La búsqueda empezó sumando confusión: desde la libertad mal entendida. Pero de a poco…. empezaron a surgir otras ideas; salud, vida sana, comer menos. Y después… empezó la búsqueda espiritual, con ella la paz, el equilibrio, la armonía. ¿Adonde? ¿Cómo? ¿Con quién? Todas las respuestas, las encontré en la meditación Raja yoga, donde me estaba esperando la vida.
Aprender a meditar
El camino a reencontrarme
Viendo para atrás, puedo ver que el reencontrarme, fue un proceso de búsqueda. Pero, sobre todo, fue una etapa que puedo ver hoy, a la distancia, que me condujo de lo corporal y material, hacia lo espiritual y sutil. Es decir, fue pasar en un primer momento, desde vivir: el “hace lo que quieras” de los placeres mundanos. Hasta seguir una búsqueda constante, para solucionar los problemas físicos, los cuales, yo pensaba en esos momentos, eran la raíz de mi pesar e infelicidad.
Pero fue después de 25 años, que encontré en la meditación un tratamiento integral, que me ayudaría a sanar, de una manera holística.
Decía un poco antes “en esos momentos” porque desde que llegué a la meditación, hace casi 15 años. Puedo observar los efectos físicos, que me producen los distintos procesos mentales, emocionales y espirituales en los que ingreso, cada vez que trabajo conscientemente a través de la meditación en traumas profundos del alma. En pro, de la autotransformación de la personalidad, influyendo así, en el todo.
Proceso de transformación
Aspectos notables de la meditación
¡El viaje de la meditación es tan fascinante! porque es método, trabajo, paciencia, entusiasmo, coraje, determinación
Es método, porque da herramientas claras, específicas y precisas. Que, si las seguís, los resultados son contundentes.
Es un trabajo, porque creo, que todo lo que es bueno y nos hace bien, requiere un esfuerzo constante y sistematizado. Y ese esfuerzo, es a todo nivel. Desde lo físico, hasta lo espiritual, porque estar bien, no es algo casual.
Es paciencia, porque a pesar de que los resultados, los empezamos a ver casi inmediatamente con la práctica regular. Los grandes cambios en nuestra vida, los vemos, a medida que se incrementa la calidad y la intensidad de nuestros esfuerzos.
Es entusiasmo, porque es muy motivador y esperanzador, ver los cambios que experimentamos en nuestro ser y, por consiguiente, en nuestra personalidad, relaciones e interacciones. Y poder ver que todo eso, es el fruto de nuestra constancia y trabajo.
Es coraje y determinación, dado que la meditación es un camino de auto conocimiento y auto transformación. Y debido a que toda transformación es dolorosa, ya que requiere cambios radicales. Es por eso, que es necesaria una firme convicción, junto con un determinado y contundente coraje, para llevarla adelante.
Debido a que, cuando iniciamos cambios profundos, surgen de manera inevitable: la bronca, el miedo, la negación, la resistencia, el dolor y toda una gama de emociones negativas, que no son otra cosa, que la expresión de nuestro propio ego, que pretende continuar establecido, en su zona de confort.
La meditación
La otra guerra
Una es física, la otra espiritual; una es con armamentos materiales, la otra es con armas sutiles: como son los pensamientos elevados, los sentimientos puros, el conocimiento espiritual, la práctica regular; una es por la libertad de un territorio en general, la otra, por la libertad del alma, del ser; una es contra soldados físicos, la otra, contra las fuerzas sutiles que hay en el alma, que son los vicios espirituales: la ira, el apego, la lujuria, la avaricia y el ego.
Es espiritual, porque entendemos que somos un alma o un espíritu. Que somos el alma que se expresa a través de un cuerpo y que, con él, viene para tener experiencias humanas.
La lucha, es recuperar la conciencia ¿qué conciencia? La conciencia de ser un alma. El resultado de esta lucha, es la liberación del alma, esto es: volver a vivir con paz, amor, pureza, felicidad y verdad, que son la naturaleza original del alma.
Pero hay una inmensa diferencia en esta guerra. Las guerras físicas, terminan en algún momento y la vida sigue. Pero la lucha en el alma, es mientras vivas.
Debido a que el ego está instalado en nosotros. El convive con esta nueva conciencia que queremos establecer. Nunca va a querer renunciar al territorio en el que siempre gobernó, hasta que la nueva conciencia se instale con la fortaleza de la espiritualidad, que es vivir constantemente con virtudes.
Cómo meditar
Unos años antes, había empezado con otra técnica de meditación, cuya meta era, no pensar. Pero a mí, no me resultó. Digamos, al principio sí. Me hizo bien, en el sentido que me ayudó a frenar un poco la cabeza. A poder Sentarme, observar mis pensamientos, quedarme quieto… digamos, que me calmó un poco. Pero no mucho, porque en realidad mi cabeza no paraba.
Pero, cuando empecé a meditar acá, con la meditación Raja yoga !Waaaaah¡ ¡fue volaaaaar! Sentir paz, sentir amor espiritual, sentir alegría supra sensorial (más allá de los sentidos) nunca me imaginé que meditando podía sentir todo eso. ¡Era como volver a vivir! ¡Cómo que el alma, empezaba a respirar de nuevo! ¡Sentía como que mi alma revivía! ¡Waaaah!
Pero, lo más duro, al principio, fue parar, sentarme, es decir, dejar quieto el cuerpo. Sentarme fue el ¡gran, gran desafío!. Porque al principio me sentaba, y no me podía quedar quieto, ¡Uf! ¡fue una lucha que el cuerpo se quede quieto!
Después, tenía en claro, que venía la otra lucha, la verdadera lucha, que era cambiar la forma de pensar. Es decir, aprender a pensar positivamente, no parar de pensar.
La técnica para meditar en el Raja yoga, es:
En primer lugar, quiero dejar en claro, que, en este ensayo, no vamos a poner el foco en la práctica, es decir, no voy a entrar en los detalles de cómo nos relajamos, nos concentramos, etc. Sino que voy a tratar de describir de una manera ligera mi experiencia. Tratando de mostrar sus características particulares, teniendo en cuenta que, aunque hay miles de técnicas de meditación. Podamos ver sus singularidades, las cuales me llevaron, a través de esta práctica, a la sanación del cuerpo y del alma.
Dejando por último de manifiesto, mi anhelo profundo de que alguna persona, se pueda beneficiar con esta experiencia.
1° Relajar el cuerpo
Yo diría, que es como aflojarlo en realidad, como para que las tensiones físicas, no distraigan tu atención en el proceso de la concentración. Es breve, solo sería asignar, unos minutos a esto. Porque en realidad, no hay que confundirse. El foco en esta técnica, es para concentrar el pensamiento y no para relajar el cuerpo. Después, con la práctica regular descubrimos, que esto pasa de manera natural, cuando la mente se concentra profundamente, en los pensamientos positivos.
En esta parte ¡me gustó mucho! que no tenía que sentarme en la posición de loto. Sino, que todos nos sentábamos en una silla para meditar.
El loto me acalambraba ¡tanto las piernas! ¡uf! cuando meditaba durante mis prácticas del Hata yoga (el yoga más común de por aquí). Pero acá, en esta práctica. Me parece válido recalcar, que no es importante la posición del cuerpo tampoco, porque incluso, se puede meditar caminando, o acostado.
Además, un aspecto importante de la relajación, es que, aunque en este paso, llevamos el foco de la atención a nuestro cuerpo, en realidad éste, por lo tanto, sería el primer paso en nuestra concentración, de sacar el foco del afuera, para llevarlo hacia adentro.
2°Concentración
Esto, sería también, lo que llamamos introversión. Un viaje, entre estar en el afuera, que sería, percibir la vida desde lo corporal o sensorial; a ir hacia el interior, que sería observar la vida desde mis sentimientos puros, es decir, desde el alma. En síntesis, la concentración, en esta técnica meditativa, es un estado de la mente, no del cuerpo y tiene que ver con llevar la atención hacia los pensamientos y sentimientos del alma.
Porque puedo estar en mi cuarto, con mi celular y estar totalmente extrovertido, porque mi atención está en cosas materiales o mundanas. Como así también, podría estar sentado en un banco, en la calle, donde pasan miles de personas y estar con mi atención totalmente abstraída del afuera y focalizado totalmente en mis pensamientos o emociones, esto, sería la concentración en el Raja yoga. Es decir, sería el foco, la atención.
Teniendo en cuenta que, “como se dice cuando hablamos en esta materia” donde va mi atención, va mi energía y eso crece.
3° Contemplación
Esto, sería en principio, según entiendo, entrar en un proceso mental, en una conversación profunda entre mi yo consciente y mi subconsciente. Basado, en un entendimiento o, un conocimiento espiritual.
En principio, ese conocimiento, sería el de la filosofía del Raja yoga. Que me daría las herramientas teóricas, con las cuales construyo ese diálogo.
Desde este conocimiento, puedo entender “cómo es el alma” y podría empezar a crear pensamientos como: “soy un alma de paz, un ser ilimitado”. Y si mantengo ese pensamiento una y otra vez, y me profundizo en la calma, y voy más profundo, y entro en la paz, hasta empezar a sentirlo, ahí, entraría en la contemplación.
En resumen, podríamos decir que, en esta etapa, usamos el conocimiento para crear pensamientos elevados, puros y espirituales. Es decir, que utilizamos la energía más elevada del alma, para describirnos a nosotros, nuestra propia naturaleza espiritual, y así, poder empezar a sentir una empatía, que me permita, empezar a sentir al alma, poder experimentarla.
4° Realización
Podemos ver hasta aquí, cómo fuimos profundizando en el proceso. Empezando por lo físico y siguiendo en una transición de lo físico a lo mental. llegamos en esta instancia, a la experiencia, de crear sentimientos puros. Es decir, primero creamos los pensamientos y con ellos, creamos los sentimientos elevados.
Entonces, en este paso, mantenemos el pensamiento puro que creamos en el paso número tres, “soy un alma de paz, un ser ilimitado”, lo repetimos, una y otra vez, mientras nos vamos concentrando en él. Vamos más profundo…. más…más…. más… entramos más en el silencio, más en la profundidad de mi ser…. de yo, el alma. Y seguimos en esa búsqueda, con calma, con paciencia, disfrutando…. Hasta que llega ¡ese momento! ¡esa luz! ¡hasta que llegamos a sentir esa energía! ¡Hasta tener la certeza, de que estamos sintiendo aquello en lo que estábamos pensando! ¡Aquello incluso, en lo que ni siquiera recuerdo si lo sentí alguna vez!
Pero ahora, nos damos cuenta que somos parte de esa experiencia. Incluso sentimos que somos los creadores de este estado ¡de esa luz interior! ¡de esa energía divina! ¡de ese sentimiento!
¡Pero cuidado! tenemos que tener en claro, que ese momento, puede no llegar ni el primer día, ni en la primera meditación, ni en la segunda; o sí. Sólo tenemos que mantener la consciencia de que éste, es un proceso, un viaje interno, en el cual, necesitamos método, práctica, paciencia, amor por mi ser, fortaleza, porque muchas veces queremos desistir. Pero sí, mantengamos la certeza, que se puede lograr y que, todos estamos capacitados para ello.
Esto, en definitiva, sería tener “la realización, de que soy el creador del sentimiento de paz, amor, etc.”.
5-Meditación
¡Al fin! llegamos a la última etapa del proceso. Un proceso que nos vuelve conscientes de quiénes somos, que nos vuelve pacíficos, amorosos y dichosos porque lo sentimos y no, personas que hablamos en teoría sobre eso. Un proceso que requiere de mi atención y que me conduce, al autoconocimiento, porque puedo experimentar quién y cómo soy, mientras, que en el proceso me voy transformando (auto transformación). Por eso que se dice: donde va mi atención, va mi energía …….
Entonces, ¿En qué consiste esta etapa de la meditación?
Llegamos a que, en el paso anterior, experimentamos que somos capaces de crear sentimientos puros. A los cuales, arribamos a través de la relajación primero, la introversión o concentración después y, por último, la contemplación de los pensamientos puros. De esa forma, llegamos a “la realización de sentir aquello que pienso”.
En este último paso, vamos por más. ¡Vamos a experimentar nuestra esencia original!
En el Raja yoga se dice, que “somos paz, amor, felicidad, pureza, verdad y todas las virtudes y capacidades innatas que hay en el alma”. Es decir, no es que tengo paz, o que tengo amor, no. ¡Soy paz! ¡Soy amor! Porque pensar que “tengo paz o amor”, tiene que ver con mi visión limitada o corporal. Cuando en realidad, el alma, es una entidad eterna e ilimitada, hecha de “esa materia”. Ya que, todas las cualidades, son “su energía”, y no, algo que tengo en un momento y en otro no, o que depende del lugar donde estoy, o de las personas que me rodean o de lo que hago. En realidad, soy esa esencia original.
Entonces, la meta en este paso, no es sólo sentir en unos momentos, mientras estamos sentados, quietos, concentrados, meditando. Sino, volverme eso. Digamos, volverme la paz, el amor, la pureza, en todo momento y que lo pueda experimentar en todas las situaciones, relaciones y conexiones. Vendría a ser, volverme una personificación de eso. O, más simple, volverme un ser de paz, un ser amoroso, volver a mi naturaleza original.
Para eso, necesitaríamos mantener un estado meditativo constante, eso sería, mantenerme relajado, calmado, con pensamientos positivos y con un estado constante, de sentimientos puros.
Te dejo por ahora esta experiencia, con la promesa de que vamos a seguir profundizando en futuros escritos, en estos temas tan apasionantes.